martes, 2 de marzo de 2010

A RECUPERAR Y A ORGANIZAR


URGENTE, URGENTE: EL TERREMOTO DERRUMBO EDIFICIOS Y CARRETERAS, PERO TAMBIEN LA CARETA DE LOS RICOS EMPRESARIOS, POLÍTICOS Y “ROSTROS” DE LA TELEVISIÓN.

De este modo, apenas minutos después del cataclismo, la presidenta sale diciendo que no hay maremoto, que solo hay “olitas”. El ministro de exteriores, diciendo que Chile no necesita ayuda internacional, que somos un país rico y autosuficiente. Los brillantes rostros de las noticias de la TV preocupados respecto a si habría noche de cierre para el Festival de Viña. A su vez, los marinos informando que no existía ninguna posibilidad de maremoto en todas las costas de Chile.

Por su lado, el ejército, tranquilo en sus cuarteles, demostró una vez más que solo salen de ahí para dar golpes de Estado, hacer matanzas en contra de la clase trabajadora, pobladores y mapuches y, como lo hemos visto ahora, cuidar bancos y locales a las grandes casas comerciales. O, ¿acaso no se dictó el toque de queda para eso?. Esto demuestra una vez más que los milicos son altamente inútiles para enfrentar las catástrofes que sufre la clase explotada y asalariada, pero muy bueno para aumentar las desgracias.

Al mismo tiempo, Mauricio Bustamente, periodista ancla de canal 7 (TVN), preocupado porque el Rey Juan Carlos de España no podría venir a Chile por culpa del terremoto. Otro ‘premio nobel’, como el periodista Amaro Gómez Pablo, acusando por televisión a la gente que “con descaro” según él, “robaba” en los supermercados.

Chile tiene más de 40 aviones F-16, una de las fuerzas aéreas más poderosas de América Latina. Pero no tuvo ni un solo avión para mandar leche, agua y mercaderías a la gente desolada por el cataclismo.

Chile cuenta con una de las armadas más poderosas del Pacifico sur. Modernos destructores y submarinos surcan nuestras aguas, pero no hubo ni un solo aviso de maremoto por parte de la armada. Como consecuencia el maremoto se llevo a más de 500 personas. Sólo una niña de 12 años de Juan Fernández alcanzó a avisarle ha algunos vecinos del poblado y a algunos familiares de Valparaíso que se venía el tsunami.

Nuestras cadenas de retail, grandes consorcios, gigantescas cadenas de supermercados, comerciales y de la construcción, han estado todos cerrados y abarrotadas de mercaderías, mientras la gente tenía sus casas en el suelo, otros no tenían ni que ponerse, y los más no tenían agua ni pan. Por favor no olvidemos que estos grandes negocios son parte de las mismas empresas que más riqueza han acumulado en Chile en los últimos años, que por cierto lo han hecho gracias a la súper explotación a sus trabajadores y a la tarjeta de crédito con que comercializan sus productos. ¿Alguien puede negar esta verdad? Sin embargo, hoy la televisión y sus periodistas estrellas (pagados a su vez por los mismos supermercados y casas comerciales para sus spots publicitarios) hablan, lloriquean y chillan hablando de los “pobres” supermercados, “victimas de los vándalos, de los sinvergüenzas, de los que roban”.

Es aquí donde expresiones como “la tradicional solidaridad del chileno”, también se derrumbaron con el terremoto. Si no ¿cómo comprender a los comerciantes, que aprovechándose del pánico, vendían el kilo de pan a 3.000 pesos, o la botella de agua mineral a dos ‘lucas’?

Hasta cuando vamos a aguantar que los culos bien calientitos condenen desde sus cómodos asientos las acciones de sobrevivencia de quienes, sin agua, comida, ni ayuda se deciden a desafiar frontalmente la propiedad privada de los súper ricos de Chile.

¿Dónde esta el gobierno “eficiente”, “ciudadano”, “que esta con la gente”, llevando rápido y sin demoras burocráticas el socorro médico y alimenticio a las víctimas?.

¿Qué hace Piñera en medio de la catástrofe, los cadáveres, y la más inmensa desgracia sino es para fotografiarse y mostrarse en la tele?, ¿ha sacado de su bolsillo algunos de esos cientos de millones de dólares que le sobran para atender las necesidades de agua y alimentos de miles y miles de familias?.

¿Para esto se hacen elecciones?, ¿para elegir a un montón de payasos y farsantes inútiles que no saben dar ni desatar cuando la gente realmente los necesita?.

Y, ¿qué decir de los verdaderos criminales de esta historia, los verdaderos saqueadores de la riqueza de miles de trabajadores que se endeudaron para comprar un departamento o una casa, a saber, los bancos, holdings y constructoras?.

La TV, le ha gritado a los pobres en su cara solidarias palabras como “ladrones”, “saqueadores”, “hordas de vándalos”, “aprovechadores”. Cabe preguntarse, ¿los rostros de TV le han gritado lo mismo a los ricos bancos, consorcios y grandes empresarios, tal como lo han hecho con los pobres y damnificados?. ¿Qué nos pueden decir las constructoras y las concesionarias de las carreteras, cuyos edificios y grandes autopistas se vinieron al suelo, estafando así a miles y miles de familias?. ¿Algún ejército, policía o periodista esta persiguiendo o mostrando el rostro de estos, los verdaderos saqueadores y criminales, que construyendo castillos de arena, no solo destruyeron los sueños sino las vidas de familias completas?

¿Se puede aceptar la psicosis colectiva producida por la televisión en las mentes de miles y miles de personas, con el rumor de que “hordas” de gente pobre avanzan a saquear los barrios de “la gente de clase media”?. ¿Llegaron realmente esas hordas?. Mientras tanto las personas manipuladas por la TV se amanecieron con palos y fierros para defender su casa de la supuesta invasión de pobres. Pero las horas pasaron y las hordas no llegaron. Entonces ¿dónde están?. Lo cierto es que la única parte en que existieron estas hordas de vándalos es en las mentes degeneradas y extraviadas de la televisión. Así como la televisión, los publicistas y los periodistas crearon el mito de que Chile era un país desarrollado, así como inventaron a Bin Landen y al Chupa cabras, así mismo hoy crean el mito de las hordas de pobres avanzando a saquear las casas de “la clase media”.

Como siempre en Chile, el hilo se corta por lo más delgado, ahora las mentes drogadas y extraviadas de la televisión quieren que sean los propios trabajadores y pobres los que saquen de su bolsillo los recursos para costear el terremoto. Ahí tenemos a los rostros de la TV haciendo campañas de recolección de alimentos y dinero, mientras en las bodegas de ONEMI, las FF.AA. y CARITAS se pudren los alimentos y ayudas recolectadas en épocas pasadas. O, peor aún, salen decenas de aviones Hércules con alimentos, medicina y agua para Haití, mientras que para las regiones del Maule y Bío-Bío no llega ni una avioneta con ayuda.

De este modo, el terremoto se convierte en una nueva farándula, un nuevo escenario, un nuevo festival para que la tele haga su show generando una nueva oportunidad de pasarela fácil para las figuras de la alta política, el empresariado, las ‘prostimodelos’, los comentaristas y los farsantes de siempre. Ahora aparecerán haciéndose los buenos, fingiendo con caras de dolor, cuando fueron ellos mismos quienes sembraron en las mentes y corazones de millones de personas el egoísmo e individualismos que hoy condenan tan entusiastamente. Fueron ellos los que le regalaron miles de millones de dólares a consorcios, concesionarias y constructoras para construir carreteras y edificios de arena que hoy se derrumban arruinando a la clase de asalariados y explotados que se endeudaron para comprar el producto publicitado por la TV. Fueron ellos los que crearon la marginalidad y la pobreza bien escondida tras la tarjeta de crédito y que hoy se expresa en los saqueos. O acaso ¿creen ustedes que los pobres nacieron con el terremoto?. Fueron ellos los responsables de preocuparse de comprar más y más aviones y submarinos en lugar de preparar a la población para una catástrofe, en un país de cataclismos como el nuestro. Fueron ellos, los que a través de la publicidad le enseñaron a la gente que más importante que comer era tener plasmas, refrigeradores y ropa de buena marca. Ahora se quejan. Ahora salen en la tele condenando a los saqueadores. Ahora harán lo de siempre, hacerse los güeones para representar la nueva escena de esta larga tragicomedia.

Hasta cuando vamos a aguantar tanta basura, despabilaremos algún día. Terminaremos algún día con el circo montado por empresarios, políticos y televisión.

Comadreja

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